Sunday, October 19, 2014

Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz 2014

Malala Yousafzai es una jóven pakistaní digna de admirar. A la corta edad de 17 años logró ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz junto al indú Kailash Satyarthi, ambos por ser fuertes luchadores en contra de la opresión infantil y por ser grandes defensores del derecho de todos los niños a la educación. Es impresionante el aprendizaje que se puede ver detrás de este galardón para ambos: A pesar de ser de países vecinos que tienen una profunda desconfianza mutua, con fuertes diferencias de credo religioso, al punto de haber enfrentamientos fronterizos mortales; estos dos jóvenes han sabido luchar por una misma causa, que de alguna u otra manera da un mensaje de esperanza para a los demás jóvenes del mundo de que la paz y la educación importan.

La fuerte lucha de Malala casi le cuesta la vida, cuando en el año 2012 fue disparada por un talibán, que pretendía apagar su voz que defendía firmemente que las niñas pakistaníes tuvieran un libre acceso a la educación, igualdad de derechos e igualdad de oportunidades. Los terroristas pensaban que iban a apagar su deseo de lucha y ambición, pero sucedió todo lo contrario: Malala regresó con más fuerza, poder y coraje que nunca, para luchar por aquello que realmente importa. A pesar de este hecho, Malala cree firmemente en la paz; ella cree en el perdón de aquellos que querían matarla y al mismo tiempo cree que la educación es más poderosa que un cuchillo y un arma de fuego.

Los talibanes le tienen miedo a la educación, porque como cita Malala “Un lápiz es más fuerte que una espada”. La educación tiene un poder transformador enorme que les permitiría a las mujeres, niños y grupos oprimidos, defender sus derechos y llevar el cambio y la igualdad a la sociedad. Los terroristas usan el nombre del Islam para su beneficio personal, dañando así el verdadero sentido de esta religión, que es la paz, la humanidad y la fraternidad.

Asimismo Malala menciona a Mahoma, Buda, Jesucristo, Martin Luther King, Nelson Mandela, Ghandi, Madre Teresa, entre otros líderes sociales y religiosos, como fuertes influencias para ella y para la compasión en la que ella cree firmemente.

Es inspirador ver a una persona tan jóven tener la valentía de defender los derechos de la mujer y la educación de las niñas, en un país con políticas extremistas y radicales. Más líderes como ella son necesarios para que surjan políticas estratégicas a favor de la paz y la prosperidad, como ella sugiere en su llamado a los gobiernos, a que realmente garanticen la educación gratuita, y a que luchen en contra del terrorismo y la violencia, protegiendo así a los niños de la brutalidad y el daño.

La paz y la unidad son imprescindibles para que exista la educación. Muchos niños de Medio Oriente son víctimas de las guerras constantes que ocurren en sus territorios, y eso no es justo. Esos niños esperan por un futuro pacífico y luminoso sin pobreza y terrorismo, y como dice Malala: “La educación es la única solución”.

Su humildad y sencillez son pilares de su vida, siendo este solo el principio de toda una lucha por la paz que le ha tocado liderar. Ella es solo una de los muchos niños y niñas que son oprimidos, y apunta a ser portavoz para que las voces de esos niños y niñas sean escuchadas.